Una vez más, la meteorología volvió a ser el eje central de una edición de Aran by UTMB. Sin llegar al cataclismo meteorológico de la pasada edición, las tormentas del viernes por la noche hicieron de lo suyo y obligaron a la cancelación de la VDA al tiempo que ponían muchos palos en las ruedas de la celebración de la CDH.
PUEDES SI LA MONTAÑA QUIERE
Todo arranca con normalidad el jueves con la celebración de la PDA (Peades d’Aigua) que con un tiempo fantástico recorrió sin incidentes los 51 kilómetros de recorrido que separan Salardú de Vielha, en un viaje a través del Circ de Colomers. Una normalidad relativa dado que el itinerario, a pesar de la bondad meteorológica, tuvo que ser modificado este año a causa de la importante acumulación de nieve en algunos sectores. Sin más problema que éste, y ofreciendo en cualquier caso un recorrido espectacular, la carrera se resolvió sin más novedades y quedó en manos de Víctor del Águila (5h00:20) y Inés Astraín (6h12:02).
El viernes por la mañana, partió de Les la CDH (Camins d’Hèr) en un día espléndido y también con algunos ajustes en el recorrido debido a la acumulación de nieve en algunos puntos. Un día espléndido pero caluroso en el que los abandonos a causa del calor estuvieron a la orden del día. La Val d’Aran es un territorio duro, y cualquier desviación de unas condiciones óptimas (que no suelen darse nunca) implica un aporte de dificultad al recorrido que hay que considerar al plantearse 100K o 100M por esas tierras.
Mientras las CDH seguía su camino con normalidad, a las 16:00 arrancó de Vielha la prueba reina, las cien millas de la VDA (Torn dera Val d’Aran) que recorre prácticamente todo el perímetro del valle. A diferencia de la pasada edición, ya marcada por las tormentas a las pocas horas del inicio, esta vez se vivió un atardecer apacible, aunque caluroso y húmedo, que facilitó la evolución de los corredores hasta las zonas más altas del primer tercio del itinerario, allí donde el pasado año algunos vieron las orejas al lobo. Hasta ahí todo bien. De momento nada hacia pensar en una repetición de la jugada.
Pero ya cerca de la medianoche, los rayos empezaron a dejarse ver, al inicio en la lejanía, pero en poco tiempo sobre toda la Val d’Aran. Sin ser el atípico fenómeno de 2023, una potente tormenta convirtió la zona en un festival de luces, sonido y agua que desencadenó otra vez la puesta en marcha del operativo de emergencia con el que, por un lado, se neutralizó durante unas dos horas y media la CDH en la zona de Arties y Colomers y, por otro, se fue parando a la gente de la VDA en el tramo entre la Cabana de Poilaner y Bosost, y se recuperaba al pelotón de cabeza un poco más allá en el Refugi Honeria.
La peor pesadilla de cualquier organizador se repitió. A pesar de que la CDH pudo finalmente seguir – obviamente con muchos abandonos: dos horas parado de noche causan estragos – la VDA fue finalmente cancelada considerando que, al fin y al cabo, la mala previsión meteorológica era para las horas venideras, sobre todo para el sábado por la tarde. Una previsión que se adelantó y ofreció un sábado enterito de tormentas y chubascos.
Una situación que, más allá de casuísticas individuales (y opiniones más o menos fundamentadas) se resolvió, una vez más, de forma muy correcta dada la magnitud del operativo.
Así pues, la CDH pudo ver en meta a un brillante Luke Grenfell-Shaw (12h05:03) que dominó con autoridad toda la carrera de principio a fin, después de haber superado un cáncer, en principio terminal, hace unos años. Le siguió un brillante Andreu Simon cuya actuación merece también una mención especial ya que, debido a un corte en la cabeza, tuvo que parar para ser atendido por el equipo médico en el avituallamiento del Còth de Varradòs (K28), al que llegó cubierto de sangre y donde perdió varias posiciones que luego fue capaz de recuperar, hasta una trabajada segunda posición por delante de Goar Lopetegui (12h41:51). En mujeres, Allison Baca (14h44:51) se impuso con autoridad a sus seguidoras Sílvia Puigarnau (15h29:15) – pionera del recorrido de la VDA – y la veterana Maite Maiora (15h44:43) que prepara su camino hasta el próximo UTMB en Chamonix.
Por lo que hace a resultados, en la VDA, se optó por dar como buenas las posiciones del momento de la cancelación de la carrera. Así, en la categoría masculina, los primeros clasificados llegaron todos al mismo punto, el Refugi d’Honeria en el kilómetro 65,7; Santos Gabriel rueda (8h44:02) Bruno Sousa (8h44:36) y Javi Domínguez (9h12:49) se llevaron esta accidentada edición de la VDA, mientras que, en categoría femenina, se producía la misma situación, pero teniendo como referencia de llegada el control de Bossòst: Elisabeth Ríos (8h15:23), Juliette Blanchet (8h24:51) y Wenfei Xie (8h48:09).
Así mismo, los cinco primeros participantes de la VDA recibieron los premios en metálico anunciados como vencedores de una prueba celebrada hasta donde se pudo.
Para el resto de correedores activos en el momento de la cancelación, la organización decidió otorgar 4 Running Stones a los que se quedaron en Portilhon o Bossòst y 6 a los que llegaron a Canejan o el Refugi d’Honeria, amén de la actualización del Índice UTMB en base a la distancia recorrida y a los Km/esfuerzo.
El domingo, con un día nublado al principio y bajo un sol de justicia a media mañana, se celebró la a EXP, la nueva prueba de 30 kilómetros con salida y llegada a Vielha en la que Pablo Bautista (2h54:23) y Mireia Pons (3h31:12) fueron los más rápidos.
También se facilitó a aquellos corredores de la VDA que lo desearan – fueron 290 – la posibilidad de participar en domingo en la EXP con clasificación, con un running stone pero sin premios y con una salida especial para ellos una hora después – las 9:30 – del inicio de una carrera, la EXP, que salió en tres olas a las 8:00, 8:15 y 8:30.
Una vez más, un fin de semana complicado y agridulce en el que, a pesar de haber podido salvar una parte de la vajilla, una meteorología complicada truncó los sueños de algunos y el trabajo y esfuerzo de otros pero, por duro que sea, eso forma parte de la esencia del trail: entender que siempre (esperemos) estaremos supeditados a la voluntad de la montaña.