Durante décadas, los lugares tradicionalmente relacionados con la playa han relegado sus zonas interiores al olvido. La eclosión del deporte popular al aire libre, el trail entre ellos, ha llevado al descubrimiento de esas áreas ignoradas. De ahí han salido a la luz joyas como la que nos ocupa este fin de semana: el Calamorro que preside la Costa del Sol en Benalmádena.
PIEDRA, POLVO Y SOL
Tres palabras que podrían ser el título de un western de Clint Eastwood y que definen a la perfección el fin de semana en la Calamorro Skyrace, la primera carrera de la Copa del Mundo de Skyrunning 2023, un tipo de prueba habitualmente vinculado a grandes montañas y que, en Calamorro, queda claro que no es necesariamente así.
La esencia del skyrunning tal como nació de la mano de la desaparecida FSA – una federación creada a iniciativa de la marca Fila y hoy reconvertida en la ISF – se basa en la tecnicidad, en mantener en las carreras aquel punto de complejidad técnica en la que la frontera entre el correr y el trepar a veces se funde. Pues bien, esto podría ser la definición del recorrido de la Calamorro Skyrace, una carrera en plena Costa del Sol que no tiene nada que envidiar a las celebradas en otros lares a priori más espectaculares.
Las pruebas de Skyrunning han sufrido a lo largo de su ya larga historia diferentes altibajos. Desde estar en “lo más” a perder prestigio por no saber enfrentarse a todo el resto de circuitos que han ido apareciendo y desapareciendo en las dos últimas décadas, pero desde siempre ha sido un circuito que ha puesto su grano de arena en pos de la profesionalización mediante la inclusión de premios en metálico en sus carreras, un aspecto en el que siempre ha sido un circuito pionero.
Impecablemente organizada por el Club Alpino Benalmádena, Calamorro Skyrace es una carrera que, a lo largo de sus ya catorce ediciones, ha visto de todo en cuanto a climatología, pero esta vez, celebrada un mes más tarde de lo habitual – el guion de la Copa de Skyrunning obliga – el protagonista fue un sol de justicia que puso las cosas muy difíciles a los corredores.
La época de sequía que se sufre en la península probablemente tenga algo que ver con las condiciones vividas este fin de semana en Benalmádena, que ofrecieron a los corredores un terreno seco, polvoriento y bajo un sol de justicia. Incluso la organización tuvo que pagar su peaje climatológico a causa de un fuerte viento racheado que se levanto un par de horas antes de la salida y que, finalmente y tras un buen rato de lucha contra los elementos, obligó a desmontar buena parte de la decoración (alfombras, vallas, arcos) que conformaba una excelente línea de llegada en el campo de fútbol municipal. Una zona de salida y llegada muy confortable en la que asistir a las presentaciones, descansar tras la carrera y disfrutar de la fiesta final.
Con un remarcable plantel de corredores y corredoras de alto nivel, en un recorrido técnico y explosivo y con las condiciones ya comentadas, estaba claro que la decisión de dar las salidas a las 15:00 (mujeres) y 15:30 (hombres) iba a ser un factor más de dificultad… A pesar de la obligatoriedad de cargar con al menos 500ml de líquido entre el material obligatorio, un sol implacable hizo estragos, sobre todo entre aquellos que salieron a darlo todo para disputarse la victoria con las revoluciones en la línea roja. El resultado fueron algunos recalentones que precisaron de asistencia médica, entre los cuales el de la británica Elsey Whyman-Davis que sufrió un severo golpe de calor cuando se había situado en primera posición que le costó la carrera y una evacuación preventiva al hospital sin más consecuencias.
En carrera, tanto en hombres como en mujeres se impuso un fuerte ritmo en los grupos de cabeza en los que se fueron alternando los liderazgos: Alejandro Forcades, Dani Osanz, Iris Pessey, la mencionada Elsey Whyman-Davis fueron nombres que en algún momento lideraron una carrera dura y técnica en unas condiciones muy exigentes. Finalmente, Antonio Martínez y Iris Pessey se hicieron con una merecida victoria en esta primera prueba de las Series Mundiales de Skyrunning en la que grupos de animadores se diseminaron por el recorrido, sobre todo en la llamada “fan zone” instalada en la cima del Calamorro y a la que se puede acceder mediante un teleférico en el que los seguidores tenían descuento y era gratuito para los locales.
En definitiva, una tarde excelente con un gran nivel deportivo que dio un bonito espectáculo pero que lleva a una reflexión en lo que respecta al calor; tal vez la hora de la carrera no fue la más acertada, pero no nos engañemos: a las nueve de la mañana tampoco es que la temperatura fuera precisamente fresca para correr gas a fondo, y es un gran problema – de todos – que aún a estas alturas del partido nos tomemos menos en serio el calor que el frío, cuando la experiencia demuestra que el calor es más devastador. Las cantidades de líquido obligatorio que las carreras imponen en sus reglamentos suelen ser simbólicas y más destinadas a cumplir el expediente sin que los corredores se quejen (tanto los de delante como los de atrás) que a ser útiles en caso de necesidad, incluso con avituallamientos cada cuatro kilómetros. Y la necesidad de agua sin agua, no tiene marcha atrás.