A todos nos gusta poder conservar un recuerdo de aquellas actividades que hemos disfrutado, de esos momentos que, para nosotros, son importantes. Las carreras son un ejemplo. Actividades en las que todo el mundo agradece una imagen en la que queda constancia de nuestro esfuerzo por conseguir una meta propuesta.
¿DÓNDE LAS PODRÉ VER?
Las cámaras fotográficas forman parte del ecosistema natural de cualquier carrera en la que participemos. A medida que el corredor avanza por el recorrido van apareciendo aquí y allí las cámaras que registrarán el momento y que siempre generan una duda “¿Dónde las podré ver?”.
Nunca hay una sola respuesta a eso. El destino de la imagen será diferente en función de quién haga la fotografía. Se suele asumir que el fotógrafo estará vinculado a la organización, lo cual no siempre es cierto: de hecho es más fácil que no sea así. A pesar de que la mayor parte de organizaciones asume la importancia de las imágenes para la difusión de la carrera, casi todas suelen fallar en la gestión de las fotografías, sea por no identificar correctamente a sus fotógrafos o por no informar a los corredores de dónde podrán ver, comprar o descargarse luego las fotografías. Un punto que debería ser mejorado en casi todos los eventos.
Aunque en una carrera hay muchos perfiles diferentes de fotógrafo, asumimos que en algún lado podremos ver las imágenes, que para eso son. Pero hay que entender también que no todas las imágenes tienen como destino la organización, y que no todos los fotógrafos de la organización tienen como misión la confección de imágenes de recuerdo para los corredores: no nos preocupemos (ni nos enfademos) si un fotógrafo no nos tiene en cuenta cuando pasemos por delante suyo, probablemente está en otro tema, algo habitual cuando se trata de un fotógrafo que no es de la organización y, trabajando para un medio, por ejemplo, tiene otras necesidades que no están en la línea de tener que fotografiar a todos los corredores.
En una carrera bien organizada, habrá diferentes perfiles de fotógrafo cada uno con una misión concreta, y siempre estará (o debería) el encargado de registrar al mayor número posible de corredores en un momento o lugar interesante de la carrera.
Por otro lado están también los fotógrafos espontáneos que están allí porque les gusta la combinación entorno-fotografía-deporte y, simplemente, están pasando un rato agradable en un espacio de acceso público.
Una vez acabada la carrera, viene le resolución del misterio de “dónde voy a encontrar las imágenes”. A menudo la organización, de forma normalmente aleatoria, va publicando las galerías de imágenes producidas, que pueden ser de la propia organización, de algún medio o de un equipo profesional especializado que pone las imágenes a la venta.
Habitualmente la dispersión de las imágenes y, a menudo, la nula gestión de las mismas por parte de las organizaciones – más allá de publicar enlaces en galerías dispersas – convierte la localización de aquella imagen que recordamos que nos hicieron en tal punto como misión imposible, teniendo en cuenta además que, de las imágenes producidas, hay un porcentaje vinculado a errores de todo tipo (técnicos o compositivos) y que, por tanto no ven (no deberían ver) la luz. Tal vez ese día – o en ese punto – no hemos tenido suerte.
La clave probablemente es tener claro cuándo estamos ante un fotógrafo de la organización, cuya misión sea lo que se llama la “foto masiva”. Algunas carreras los identifican debidamente y suelen estar vinculados a letreros previos del tipo “fotógrafo a x metros: dorsal visible por favor”, pero en muchos casos no tenemos otra forma de saberlo que preguntando al propio fotógrafo para quién está fotografiando: a veces ni la propia organización sabe que ese fotógrafo está ahí.
Otro tema es, una vez localizada, cómo conseguimos esa imagen. Algunas organizaciones las ponen a disposición de los corredores, otras ceden la gestión a profesionales que las venden a través de sus páginas web. Esto marca una gran diferencia en cuanto a cómo podemos obtener la fotografía: no siempre está permitido cogerla de la red y ya está. Por eso es importante que la organización nos informe de cómo se van a gestionar las imágenes oficiales – si las hay – de la carrera.
A menudo el corredor considera que el precio de las imágenes debería estar incluido en la inscripción. Aquí habrá opiniones para todos los gustos, y los números sobre la mesa aclararían muchas cosas sobre la posibilidad o imposibilidad de esto – algunas carreras podrán permitírselo, otras no – pero, en cualquier caso, más allá de quién se haga cargo del coste de las fotografías, no siempre podemos simplemente descargarlas de la red “porque están ahí” y salimos nosotros: hay que recordar que todas las imágenes que están en la red tienen un propietario. Es importante contactar antes con el autor o el responsable de la organización para tenerlo claro y asegurarse de cuál es el uso que le podemos dar que, habitualmente, suele excluir la finalidad comercial (cualquier forma de promoción de marcas, por ejemplo) y está destinado al uso personal en redes.