23-04-2024

EL CRONO: CONTROL DEL TIEMPO

 

Hubo un tiempo en que todo se solucionaba con lápiz y papel aunque, más que solucionar, lo que se hacía era salir del paso con lo que había. Actualmente, en un mundo de inmediatez enfermiza, ya nadie se plantea tener que esperar un par de días para tener los resultados confirmados de una carrera, pero ¿Es eso todo lo que hay que esperar de un sistema de cronometraje?

 

¿SÓLO ESO?

Sin duda la respuesta es no. La tecnología actual permite que un sistema de cronometraje se convierta en un sistema de gestión de carrera, es decir, en un dispositivo logístico que, más allá de facilitar información al corredor y sus acompañantes y de registrar un tiempo (salida/llegada y parciales) ofrezca al organizador la posibilidad, entre otras, de saber en todo momento quién está dónde y cuántos son en cada sección de la carrera.
En definitiva, un sistema de cronometraje debería permitir al responsable de la seguridad de los corredores tener controlados a todos los participantes en todo momento porque, al fin y al cabo, la posibilidad de facilitar al usuario (espectador o corredor) información actualizada del transcurso de la carrera, sin dejar de ser muy importante o incluso imprescindible actualmente, no deja de estar por detrás de la seguridad. Como todo en una carrera.

Con el sistema que sea (lectores manuales o antenas automáticas) el control del acceso al parque cerrado es primordial.

¿Cuántos han salido?
Y aquí aparece el primer punto débil de muchos sistemas: la posibilidad de tener una idea exacta de cuantos corredores han tomado la salida, que nunca son los que han recogido el dorsal, ni mucho menos.
Saber exactamente cuantos corredores hay en carrera permite tomar el control sobre cuantos debemos esperar a la llegada, y poder preocuparse si falta alguno en la lista: hasta que no ha sido localizado, no se puede dar por sentado que no ha venido o está camino de su casa o con una cerveza en la mano. El organizador debería poder saber en cada momento dónde están, durante la prueba, aquellos corredores que están en carrera, un concepto que convierte en vital el control del acceso al parque cerrado antes de la salida, un control que todos los corredores deberían entender y, por tanto, colaborar para hacerlo lo más fiable posible.
Es aquí cuando, más allá de la posible efectividad del sistema, el corredor no debería perder de vista bajo ningún concepto – y menos a estas alturas del partido – que no puede abandonar y volverse a casa sin haber hecho partícipe de su decisión a la organización, y por organización nos referimos a alguien con capacidad de hacerse responsable de la incidencia, no sirve decírselo al primer voluntario que nos encontremos, que no tiene porque saber nada de los protocolos de abandono.
Ejemplo de una incidencia clásica (y muy habitual): la constatación de que un corredor está ilocalizable desencadena un protocolo que implica establecer contacto con él vía móvil, dispositivo que, a pesar de lo que el reglamento suele indicar, a veces está apagado. Se procede a llamar a la persona de contacto y ésta confirma que el susodicho está ya en casa, en el sofá tras haber abandonado sin comunicarlo a nadie. Está claro que, aunque se disponga de un sistema que permita un buen control de la evolución de los corredores, sin la participación de éstos a la hora de comunicar incidencias, todo se complica, generando en algunos casos momentos de estrés en la organización de la carrera: un corredor ilocalizable debería ser tratado siempre como algo muy serio.

Los sistemas de lectura de los datos deben ser fiables en cualquier condición.

Gestión de carrera
Es evidente que en función de la cantidad de participantes y del kilometraje de la prueba, se pueden utilizar unas herramientas u otras para gestionar la carrera. Y hablamos de “gestionar la carrera”, que es un concepto que va más allá del simple cronometraje.
En una carrera corta o con poca participación, todo es más sencillo, pero cuando los kilometrajes son largos y, por tanto, habrá corredores por el monte durante muchas horas, o cuando hablamos de una gran cantidad de participantes, se hacen imprescindibles herramientas que permitan al organizador la posibilidad de analizar, por ejemplo, los flujos de carrera para saber cuantos corredores hay en cada sección, y cuantos faltan por pasar por un avituallamiento para poder prever su reaprovisionamiento si es necesario (y posible). Por ejemplo.
Del mismo modo, en carreras grandes, puede ser necesario gestionar el acceso a las zonas de avituallamiento de asistentes y/o acompañantes, sobre todo en los tiempos que corren, de modo que un sistema que permita, de forma razonablemente fiable, prever el momento de la llegada del corredor, permite dar paso a los asistentes unos minutos antes a fin de no colapsar el espacio.
Pero más allá del confort o la actual prevención sanitaria en un avituallamiento, un sistema de gestión de carrera permite tener control en todo momento de los corredores que hay que evacuar utilizando, por ejemplo, los sistemas de marcaje en el momento de acceder a los vehículos de evacuación (si los hubiera) para asegurarse de que nadie se queda fuera.
Está claro que los errores se producen, pero que hay que trabajar para minimizarlos. Una causa frecuente de error en el seguimiento se produce por el uso de chips de mala calidad: el índice de dispositivos defectuosos puede ser más alto de lo aceptable, que siempre es mucho y que suele ir asociado a la reducción de costes en esta entrada del presupuesto. Los sistemas más fiables, además de reducir el índice de error en base al control de calidad de la fabricación del chip, suelen trabajar con el dispositivo duplicado: el del dorsal y una etiqueta en la mochila del corredor, lo cual reduce la posibilidad de error prácticamente a cero.

Asegurar la cobertura en los puntos de control es un factor clave.

Seguimiento online…
El gran argumento de venta de muchos de los sistemas actuales y que, habitualmente, decepciona. Porque es mucho más fácil decirlo que hacerlo. El seguimiento online suele presentarse de diversas formas, algunas más “online” que otras. La posibilidad de que el sistema que recoge los datos en los puntos de control las ponga disponibles para la organización y el público en general a través de Internet, depende en gran parte de las posibilidades de cobertura del territorio de la carrera y, sobre todo, de los puntos de control: la posibilidad de emitir y recibir datos debería ser un factor decisivo a la hora de ubicar un punto de control: si no hay datos, no hay información, y eso afecta no sólo a la posibilidad de seguimiento por parte del espectador, un problema secundario, si no por parte del organizador. Y ahí, ya lo hemos dicho, entra la seguridad.

Seguimiento GPS
Del mismo modo, yendo un paso más allá de la simple constatación de paso por un punto y, si el sistema lo permite, una previsión de paso por el siguiente, existe la posibilidad de seguir la evolución del corredor a través de un dispositivo de navegación (GPS). Suena bien sobre el papel, pero la realidad, habitualmente, se reduce a problemas constantes con la señal y, sobre todo, interfaces deficientes que reducen el posible seguimiento a una amalgama de iconos numerados cuando hay varios corredores corriendo agrupados. El problema está en que los sistemas fiables existen, pero siguen siendo muy caros como para equipar con ellos a todos los participantes de una carrera y, pesar de ello, un buen dispositivo no garantiza una interfaz operativa o visualmente práctica. Comentar también, a modo de anécdota divertida, que es frecuente en carreras que disponen de esta posibilidad, ver cómo un dispositivo se aleja a 100km/h por la autopista en dirección al domicilio de algún corredor despistado que ha olvidado devolverlo…

Es importante el control a la entrada, y a la salida, de los avituallamientos.

Más allá del crono
Independientemente del sistema de gestión de la carrera que utilice la organización, es importante, desde el punto de vista del corredor, hacer especial hincapié en la necesidad de ser lo más meticulosos posible a la hora de cumplimentar los formularios de inscripción, dado que, más allá de las posibles limitaciones del sistema utilizado, la mayor parte de los errores que se producen en una clasificación tienen su origen en una deficiente información de base: desde edades o fechas de nacimiento erróneas, a géneros mal cumplimentados, o no cumplimentados con nombres que no facilitan la asociación del participante a una categoría de género determinada, todas situaciones provocan errores que, aunque de fácil solución, deslucen a veces la entrega de premios que, al fin y al cabo, no deja de ser uno de los momentos importantes del evento.

Gestión, seguridad y difusión
Aunque es evidente que no en todas las carreras es imprescindible, la inversión en un buen sistema de gestión de la carrera – con el cronometraje como base – es importante a la hora de garantizar la seguridad de los corredores y a la hora de ofrecer la posibilidad de facilitar el seguimiento de la carrera a acompañantes y aficionados, una forma excelente de difundir el deporte y la carrera en cuestión.

Texto y Fotografías: Quim Farrero

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