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“Está todo muy seco” era la respuesta a las preguntas sobre el barro vista la experiencia de la edición anterior. Pero una buena organización está en todo, y el tema quedó arreglado con una sesión de lluvia la noche anterior….
FIJARSE EN EL DETALLE
A todo esto añadimos una pizca de viento, una dosis generosa de niebla, alíñese con una temperatura fresquita y el toque final de humedad al gusto. También se puede rematar con una final de las Skyrunner World Series (Skymasters) y se sirve de esa manera que hace del trail running en el País Vasco una experiencia diferente.
Una mañana inconfortable – junto a un pequeño grupo de aficionados incondicionales a prueba de bomba – recibió como siempre a los corredores en la siempre fría cima del monte Gorbeia, permitiendo a los corredores disfrutar del calor del público vasco. Pero si de algo no han podido disfrutar los participantes de esta edición de Gorbeia Suzien es de las vistas: “cerrado por niebla, disculpen las molestias”. Una carrera para fijarse en el detalle cercano; poco que ver más allá de unas decenas de metros en las zonas más bajas (y con suerte). Pero Gorbeia Suzien es más que sus vistas: praderas, senderos, bosques de ensueño y, a menudo (nada es siempre), ese barro que hace de la progresión un juego de equilibrios en el que suele ser más seguro dejarse llevar aprovechando el deslizamiento que luchar contra él. Pero eso tampoco funciona siempre: la ley de la gravedad es de las pocas universales.
Una prueba con dos salidas, a las 9:00 y las 9:30, para diferenciar a los participantes de la mencionada Skymasters que, además, disponían de una pequeña variación en el recorrido que, a cambio de poco más de un kilómetro extra, los acercaba al Lekanda, la vecina cima final de un bonito KV que nunca volvió a celebrarse por cuestiones de protección medioambiental.
Tras el Monte Gorbeia, la cima del Aldamin, más confortable para los aficionados, recibió una vez más a corredores y corredoras con los consabidos gritos de ánimo del público que destinó parte de la mañana a acercarse hasta allí, para ver a los participantes darlo todo en la canaleta que da acceso al collado previo a la cima.
Desde allí, a tumba abierta los que pudieran permitírselo, volando por encima del barro o dejándose deslizar o… En cualquier caso directos a un recibimiento como toca en la meta en Zeanuri.
Desde un punto de vista deportivo, la celebración de esa final de las Skyrunner World Series congregó en Zegama a cerca de sesenta de corredores que, previa puntuación en carreras anteriores del circuito, optaban a la fase final. Una carrera que ha visto como ganadores a Nico Molina y a Noemi Vachon, quien ha protagonizado un final de infarto imponiéndose por 16 segundos a su seguidora Onditz Iturbe. Pero como el tema estaba en la final del Campeonato, de la misma manera que Nico Molina se ha proclamado campeón del circuito, en el caso de las mujeres ha sido la tercera clasificada, Lindsay Webster quien se ha llevado el gato al agua.
Más allá de títulos mundiales (otro mundial más en la colección de este variopinto deporte), Gorbeia Suzien tuvo naturalmente su propia carrera con el recorrido clásico. Una carrera que Alain Santamaria y Andrea Garay se han llevado a casa.
Finalmente, Ibai Larrea y Laia Montoya se han impuesto en la prueba de 21 kilómetros, en un fin de semana en el que los tiempos de los ganadores en las tres carreras da una idea del nivel: Skymasters (33kms 2.500D+) 3h0826 hombres y 3h49:37 mujeres, en la Skyrace (la clásica de Gorbeis, con 31 kms y 2.400 D+) 3h08:54 en hombres y 4h20:06 en mujeres y, finalmente en la Gorbeia 21k (21kms y 1.200 D+) 1h54:10 en hombres y 2h23:58 en mujeres.
Porque, a pesar de todo, aquí se viene a correr.