Si de vivir un ultra se trata, está claro que no es imprescindible un gran escenario o un territorio amplio. Hay más opciones.
¡Venga, una más!
Una de ellas, nacida de la extraña mente del llamado “Lazarus Lake” (Gary Cantrell), padre de la famosa “Barckley”, es la propuesta presentada bajo el sello “Backyard Ultra” – literalmente el ultra del patio trasero – que aquí ha encontrado quien lo secunde como, en este caso, Marc Fernández y Conrad Solé, organizadores de originalidades como “The Bandit” o “The Peaks of the Sun”.
La base es un circuito de 6,7 kilómetros con el mínimo desnivel posible de forma que sea realizable en menos de una hora. Si el corredor lo completa en menos tiempo, dispone del restante hasta la hora para avituallarse y descansar. La carrera acaba cuando el último participante activo acaba una vuelta. ¿El resultado? Depende ¿La duración? Depende ¿De qué? De hasta dónde den las piernas y – sobre todo – la cabeza de los contendientes, que suelen empezar formando grupos por ritmo en los que se charla y se ríe… Charlas y risas que van menguando a medida que los recursos – físicos y psicológicos – se van concentrando en mantenerse en movimiento.
Un tipo de carrera diferente, más parecida a una apuesta entre amigos de esas de “¡A que no…!” Que a un ultra al uso, en la que la logística y los equipos de apoyo son vitales para tener todo preparado para cuando el corredor hace acto de presencia, vuelta a vuelta, en el punto de partida y pueda avituallarse y descansar sin tener que estar pendiente de nada más.
Este pasado fin de semana, en Miami Platja (costa de Tarragona) se ha celebrado una nueva edición de esta peculiar carrera que concentró a dos centenares de corredores estableciendo una marca en este tipo de pruebas, que hasta ahora se centraban mucho en un nutrido grupo de incondicionales hambrientos de formatos diferentes y, por qué negarlo, intención de pasarlo bien con un grupo de semejantes con ganas de castigarse. La instauración de un circuito nacional “Backyard Ultra” que ofrece incluso la posibilidad de acceder a una final en Estados Unidos, habrá tenido algo que ver.
En cualquier caso, una aportación positiva en forma de novedad y, por qué no, diversión.
¿Diversión? Si, mientras dura… Lo que puede parecer una broma (6,7 kilómetros y menos de 100 metros de desnivel) o un entreno para recuperar una lesión, se convierte en una de las pruebas más duras a las que uno mismo – voluntariamente – puede someterse. Las horas pasan y el circuito pesa. La misma imagen, la misma piedra (en una dirección u otra), en el mismo minuto si todo va bien… no son tarea fácil cuando esto se hace durante 47 vueltas acumulando 314,9 kilómetros y unos 2.726 metros de desnivel que, aunque puedan parecer anecdóticos para la distancia cubierta, seguro que no se lo parecen a José Ruiz Verdugo, el protagonista de la hazaña y vencedor de esta edición de la Backyard Ultra.
Verdugo, con experiencia en otras pruebas similares (“The Bandit, la anterior edición de “Last Lap Backyard Ultra”…) nos ofrece su visión de la carrera:
“La primera no sabía dónde me metía, pero una vez dentro es espectacular. Puede pasar cualquier cosa, cualquier error te echa de la carrera. Vine con la idea de que aún tenía que pulir algún tema logístico y psicológico. He aprendido mucho de Oriol Antolí (ganador de la anterior edición y segundo en ésta N. de la R.). Al principio todo son risas y charlas, pero creo que lo que me ha ayudado a llegar al final también ha sido el silencio y la introspección de las últimas vueltas, en las que te vas quedando solo y tampoco estás ya para charlas. El soporte externo es imprescindible; tener preparada la comida y ropa seca es vital si la intención es permanecer horas en carrera. Me gustaría batir el récord de España (52 vueltas), las ganas están ahí…”
A la próxima será…