Tras una primera edición difícil, en la que las pruebas más largas fueron canceladas a causa de una meteorología complicada en un momento especialmente sensible – sólo una semana después de la desgracia provocada por la Dana en tierras valencianas – esta segunda edición, con cambios significativos, ha sido una balsa de aceite en la que cada cosa ha estado en su sitio y público y corredores han podido disfrutar de lo que venían a buscar, sacándose así – todos, organización incluida – una espina que estaba ahí clavada desde el año pasado.

A LA SEGUNDA VA LA VENCIDA
En primer lugar, una meteorología benévola, sin riesgo de tormentas y con temperaturas cómodas, ha conformado el mínimo necesario para que, todo aquello que no depende de factores incontrolables, funcionara.
Una simplificación del programa con la eliminación de un kilómetro vertical que quedaba un poco forzado y apartado de todo y recorridos revisados en las distancias más largas, han sido la base de una edición en la que todo el mundo ha quedado contento.

Con más de 2.300 corredores de 70 nacionalidades repartidos por las cuatro pruebas celebradas a saber: la SDT (Serra De Tramuntana) con 138K y 5.350D+, la CPS (Camins de Pedra Seca) con 100K y 3.740D+, la ETM (Els Tres Mils) con 50K y 2.450D+ y, finalmente la CDA (Camins de l’Arxiduc) con 26 K y 1.000D+ (esta última celebrada el domingo como broche final), Mallorca by UTMB ha resultado un evento fluido y sin nada más remarcable que el simple hecho de su celebración, un hito considerable en un entorno en el que ya sólo la revisión de los recorridos implica un desafío monumental en una isla compuesta, básicamente, de parcelas privadas con las que hay que negociar el paso de los corredores.
Esta vez, las pruebas más largas (SDT y CPS) partieron de una pequeña cala bajo el pueblo de Estellencs, un rincón bonito pero que implica un desafío logístico importante, dada la falta de espacio en un lugar de acceso incómodo, tras un kilómetro por una estrecha carretera que complica la llegada de vehículos y que obliga a todo el mundo a aparcar (sean vehículos privados o autobuses de la organización) en el pueblo (Estellencs) y completar este último kilómetro hasta la salida a pie. Más allá de la dificultad logística o la incomodidad, el punto de salida, por recogido, ofrece un pelotón más concentrado (la verdad es que la salida “luce” más) y, sobre todo, ese kilómetro inicial del recorrido – con ciento cincuenta metros de desnivel – estira el pelotón reduciendo considerablemente el riesgo de tapones en cuanto el camino empieza a estrecharse. De ahí salieron la SDT a las 22:00 del viernes y la CPS a las 6:00 de la mañana, para enfrentarse a un terreno mallorquín que sorprendió a muchos de los asistentes – incluidos los vencedores – por duro.

Y es que la piedra calcárea es la esencia de esa Serra de Tramuntana que es patrimonio de la humanidad de la UNESCO y que conforma uno de esos terrenos en los que nunca se pisa en plano, sea en suelo natural o en uno de esos fantásticos senderos que conforman las construcciones en piedra seca (Ses Voltes d’en Galileu en la SDT por ejemplo o el Barranc de Biniaraix en las tres carreras largas) que obligan a estar muy pendiente de dónde se pone el pie. A eso añadiremos desniveles nada despreciables que hacen que, alturas modestas – poco más allá de los 1.200 metros – cundan mucho, básicamente porque se viene del nivel del mar y se suele bajar a menudo a un par de centenares de metros.

Desde un punto de vista deportivo, el mano a mano protagonizado por Hans Namberger y Théo d’Etienne durante buena parte de los 138K de la SDT fueron un buen inicio para el fin de semana y marcó un poco la dinámica del resto de carreras que, más o menos, repitieron la fórmula. En la SDT el duelo se mantuvo hasta que poco antes de Fornalutx, en el kilómetro 123, Namberger bajó un piñón y empezó a distanciarse hasta llegar a meta (13h37:31) casi veinte minutos por delante de Etienne.

En mujeres, la SDT vio el dominio total de la neozelandesa afincada en Mallorca Isla Smith que cruzó la meta en 18h12:55, una hora por delante de su perseguidora Julie Marini.
En la CPS, el vencedor Tobias Geiser (9h237:31) fue también de la mano de Gautier Bonnecarre hasta que después de Alaró (kilómetro 60) empezó a tomar ventaja hasta entrar en meta con trece minutos de ventaja.
En mujeres, el duelo estuvo entre Sonja Kina (11h58:35) y Ana Cerván, que viajaron juntas durante la primera mitad de la carrera hasta Orient (K52) donde Kina empezó a distanciarse poco a poco hasta entrar en meta casi veinte minutos por delante de Cerván.
En la ETM no fue hasta Fornalutx que Marcos Ramos 5h04:55 empezó a distanciarse de Thomas Butez hasta cruzar la meta con diez minutos de ventaja, mientras que, en mujeres, la cosa estuvo más reñida, con tres corredoras Isabell Speer (6h02:57), Candice Fertin-Bacon y Emelie Forsberg entrando en casi todos los avituallamientos con márgenes de uno o dos minutos hasta cruzar las tres la meta con menos de diez minutos entre la primera (Speer) y la tercera clasificada (Forsberg).

Ya el domingo y como colofón final, los más rápidos se dieron cita en un recorrido con algunas mejoras respecto al año anterior en el que Jan Torrella (1h56:19) se impuso claramente, con ocho minutos de ventaja a su perseguidor Alvaro García, mientras que en mujeres Núria Tarragó (2h26:54) entró con sólo 36 segundos de ventaja sobre su perseguidora Eszter Csillag en un ajustado enfrentamiento entre las dos.
La Serra de Tramuntana es uno de esos lugares en los que los kilómetros cunden más de lo normal: esas alturas modestas esconden un secreto que el corredor descubre cuando se enfrenta a ellas.
Nadie regala nada.
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