Los años van pasando para todo y para todos (afortunadamente), y las carreras que sobreviven van cumpliendo ediciones. Esta vez le ha tocado a Salomon Ultra Pirineu que ha visto el número quince en su versión clásica, la de 100K. Una carrera que, por mérito propio, tiene un lugar entre las grandes del calendario.
CONVERTIRSE EN UN CLÁSICO
Algo clásico no es algo simplemente viejo o, en el mejor de los casos antiguo. Clásico es aquello que, por bien hecho, trasciende el tiempo y necesita pocas modificaciones. Pocas cosas se convierten en clásicos, y menos en un mundo en el que el consumo rápido y la neofilia están a la orden del día.
Salomon Ultra Pirineu es una de esas carreras que ha demostrado a lo largo de sus ediciones méritos de sobra para devenir un clásico. Con recorrido basado en una popular travesía pirenaica – Cavalls del Vent – que, a lo largo de la historia del evento, ha ido viendo modificaciones por cuestiones vinculadas a la seguridad y al clima creado por la fatídica edición de 2012, en la que una corredora perdió la vida. Pero ese recorrido, con el tiempo, ha ido remodelándose de nuevo para volver a su estado primigenio de un itinerario de una lógica aplastante que lleva al corredor por los puntos más altos de la Serra del Cadí en un viaje de alta montaña trufado de prados y bosques y con una red de refugios de montaña que facilitan la logística de avituallamientos, controles y posibilidades de evacuación si fuera necesario.

Un recorrido que depara momentos mágicos como la salida del sol en el ascenso al Niu de l’Àliga, en la primera parte del recorrido o el paso por el collado llamado Pas dels Gosolans, un paraje de alta montaña, más o menos en el meridiano de la carrera, de una belleza particular.
A esto añadiremos la relativa proximidad de grandes núcleos urbanos como Barcelona o Girona y una comarca, el Berguedá, muy vinculada a su territorio y en la que la afición a las actividades de montaña es mucha.
Y como guinda final, una organización en la medida de lo que un gran evento necesita, apoyada desde el patrocinio y la logística por una marca, Salomon, que pone toda la carne en el asador para que el evento funcione. Pero, además – las cosas son así – esto no funcionaría si las entidades públicas locales no fueran conscientes de lo que un evento como este aporta a una comarca con una importante base económica en el sector turístico; el fin de semana de la Salomon UltraPirineu, Bagà y alrededores se llenan hasta la bandera con esos más de tres mil corredores y sus acompañantes que acuden al evento, sin olvidar a todos aquellos aficionados que ese fin de semana se acercan para ver en directo la carrera al tiempo que se dan el lujo de pasar un día en la montaña.
Tampoco hay que perder de vista el empujón publicitario que implica correr en el territorio que ha visto crecer a Kilian Jornet quien, además, ostenta el récord de la prueba. Un aliciente para todos aquellos corredores de élite que acuden a jugar sus cartas en la Serra del Cadí: no es lo mismo la posibilidad de batir un récord, que la posibilidad de batir un récord de Kilian Jornet. Las cosas son así.

Este fin de semana la Salomon Ultra Pirineu celebró su décimo quinta edición en una jornada meteorológicamente perfecta, con algunas nubes por la mañana y soleada el resto del día, con una temperatura agradable al sol, pero fresca a la sombra o allí donde el aire corría. Esto permitió a los corredores exprimirse a fondo y a seguidores y acompañantes disfrutar de una jornada de las que se recuerdan. En la prueba reina, los 100K, tras la clásica salida desde la Plaça Porxada de Bagà con las luces apagadas y los dorsales en marcha – una salida de las más emocionantes del calendario -un grupo de cabeza formado por Víctor del Águila, Abel Carretero, Raul Bitaci y el incombustible Miguel Heras se erigió como la locomotora de la prueba. Sólo dos de estos corredores, Carretero y Butaci, sobrevivieron en el grupo de cabeza, pero cediendo la primera posición a un imparable Dimitri Mityaev – que ya conocía la victoria en la prueba – que en la segunda mitad del recorrido se impuso con autoridad.

En mujeres, tras dominar buena parte de la prueba, Gema Arenas – otra incombustible – acabó cediendo ante Julie Roux, una corredora que se estrenaba en los 100K y Ekaterina Mityaeva, completando con ellas el podio femenino.
Pero Salomon UltraPirineu no es sólo los 100K. La Salomon Ultra Pirineu 42K es una carrera que se ha consolidado como una de las maratones de montaña de más nivel del calendario. Rápida y técnica fue dominada una vez más por el keniata Robert Pkemoi en hombres y una Júlia Font en mujeres que acababa de vencer en Gorbeia Suzien unos días antes. Y para rematar, el domingo la Mitja Marató marcó un fin de fiesta en el que los corredores jóvenes y por ende más rápidos, se comieron los 21K en menos de una hora y media (Ïu Net 1h27:21) y las mujeres en poco más (Emilie Menuet 1h46:35).
Y a la Mitja le acompañan también la Nit Pirineu, el VK celebrano en la vecina estación de esquí de La Molina el viernes antes de la carrera por la noche y la Junior Pirineu, una 12K destinada a los más jóvenes.

Quince ediciones, de momento, que celebraron a los dos corredores que las han completado todas con un regalo (un colgante de oro blanco) y un dorsal vitalicio, en un evento con un índice de repetidores importante en la que para muchos es una cita anual ineludible (“la de casa”) y que verán premiada su constancia a partir de ahora con un sistema de puntuación por estrellas en el dorsal: una estrella por cada cinco ediciones completadas hasta llegar a las tres estrellas y al preciado dorsal vitalicio (¡si quedan ganas!)
Con un calendario saturado de pruebas cada fin de semana, las carreras – de las dimensiones que sean – sobreviven al tiempo en la medida que llegan a conectar con el espíritu de los corredores y con el territorio. Y para esto es imprescindible una buena organización. Salomon Ultra Pirineu lo tiene todo.
Que dure.
Texto y fotografías: Quim Farrero