El síndrome de la cintilla iliotibial, conocido como el síndrome del corredor o rodilla de corredor, es la segunda lesión más común en corredores y de hecho es un motivo habitual de abandono en carreras de fondo, limita mucho la capacidad de rodar y se prolonga en el tiempo ante la desesperación de quien la padece.
Se ha observado un aumento gradual de su aparición durante la última década, aunque estamos convencidos que este incremento está relacionado con el creciente número de corredores y la proliferación de eventos organizados.
Si las molestias que provoca son suficientemente intensas no nos quedará más opción que detener nuestro entrenamiento – con la consecuente frustración que esto implica – con el objetivo de no cronificar la lesión. Es probable que, a raíz del descanso del corredor durante un cierto período de tiempo, las molestias desaparezcan. Sin embargo, la tendencia es que volvamos a sufrirlas si no cambiamos nada de lo ques estábamos haciendo.
¿Cuáles son las molestias características?
Se describe como un dolor localizado en la cara lateral de la rodilla, común en actividades deportivas que impliquen un uso continuado de las extremidades inferiores. La gente que lo padece no suele presentar antecedentes de trauma y señalan casi siempre un inicio brusco y sin causa aparente en la cara lateral de la rodilla durante la actividad deportiva.
El dolor aparece a los pocos kilómetros de empezar la carrera y va aumentando en intensidad a medida que aumenta la actividad. Se intensifica en los descensos y muchos corredores afirman notar un chasquido a nivel de rodilla.
Anatomía.
A nivel anatómico, la cintilla iliotibial es una banda de tejido fibroso conectivo que pasa sobre el epicóndilo lateral femoral y se inserta en el tubérculo de Gerdy, correspondiente a la cara anterolateral de la tibia.
- Origen:
Se origina en el borde superior y anterior del hueso ilíaco, más concretamente en la espina ilíaca anterosuperior y la cápsula de la cadera. El recorrido de la cintilla iliotibial desciende desde la cara lateral del fémur, teniendo una inserción en la línea áspera del fémur y continúa con la fascia que envuelve al músculo tensor de la fascia lata (TFL).
- Inserción:
Su inserción es a través de la cintilla iliotibial en el cóndilo lateral de la tibia (concretamente en el tubérculo de Gerdy). También tiene inserciones en la rótula. Su principal función es la abducción (separación de la pierna de la línea media). También participa activamente en la estabilización de la cadera y la rodilla en su cara externa.
Patología:
Se trata de un engrosamiento de dicha cintilla. Su aparición es progresiva, limitando la continuidad en la carrera. La causa es multifactorial. Los estudios no fijan una causa subyacente. Los factores locales relacionados con la biomecánica han asociado un dolor lateral en la rodilla justo cuando se produce el contacto del talón en el suelo cuando la rodilla está aproximadamente a 20º de flexión, por lo que se ha sugerido que existe una zona de pinzamiento entre los 20 y 30º de flexión. Efecto que se agrava al descender cuestas por el aumento en la carga de pesos al que sometemos la zona.
El Tensor de la Fascia Lata (TFL) tiene fibras que se insertan en la rótula. Debido a este factor, el aumento de la abducción de cadera es probable que conduzca a un aumento de la solicitación de la musculatura estabilizadora de la cadera. Su aparición crea controversia, hay estudios que sostienen que viene por una fricción excesiva de dicha cintilla en su parte más distal (externa) sobre el epicóndilo femoral durante los movimientos de flexión y extensión de la articulación de la rodilla. Otros afirman que es por una compresión contra una capa de grasa altamente inervada entre la cintilla y el epicóndilo.
Existen también factores anatómicos que favorecen este tipo de lesión, como la dismetría entre ambas extremidades inferiores y el aumento de la prominencia de los epicóndilos, el exceso de pronación o un uso inadecuado de calzado. La falta de flexibilidad y la debilidad muscular, en particular la de la musculatura abductora de cadera también pueden estar asociados. Estos 2 últimos factores se encuentran en controversia en los diferentes estudios y no son concluyentes para aportar una correlación con este tipo de lesión.
También existe una débil correlación, anatómicamente hablando, con un aumento de la rotación interna de la rodilla y la disminución de la eversión del retropié con una aducción a nivel del astrágalo que conlleva una rotación interna de la rodilla durante la marcha.
Diagnóstico:
El diagnóstico está basado en el examen clínico. De forma mayoritaria, los pacientes suelen presentar sensibilidad en el epicóndilo lateral femoral, y se refieren a un dolor del tipo quemazón cuando el profesional de la salud presiona en el epicóndilo lateral durante la flexo-extensión de la articulación de la rodilla. Un dolor que se convierte en más agudo en la flexión de 30º.
Se deberá tener en cuenta la observación a nivel postural. A nivel plantar, hay que determinar si existe disminución en el apoyo de los arcos plantares, lo que nos llevaría a una mala distribución de cargas.
También se deberá valorar a nivel palpatorio, localizando el dolor en la cara externa de la rodilla. Pueden aparecer puntos gatillo de dolor a lo largo de todo el músculo tensor de la fascia lata, igual que en regiones anatómicas vecinas.
Es también muy importante verificar el estado de la musculatura glútea, ya que del mismo modo el propio tensor de la fascia lata, son estabilizadores de cadera y, por lo tanto, se deberán de observar y valorar conjuntamente. A partir de una serie de testeos dinámicos y estáticos se podrá determinar su estado.
Tratamiento.
Una vez hecho el diagnóstico, se deberá trazar un plan de tratamiento con el objetivo de conseguir normalizar y autorregular los desajustes a nivel global, para conseguir reducir el dolor y conseguir que pueda volver a los entrenamientos con total normalidad.
- Movilización profunda de los tejidos blandos para rebajar la tensión excesiva sobre el tensor de la fascia lata.
- Terapia miofascial o Punción Seca sobre los puntos gatillo de la musculatura afectada.
- Fortalecimiento de los estabilizadores de cadera.
- Trabajo propioceptivo en cadena cinética cerrada en apoyo unipodal.
- Valoración a nivel global de una correcta función a nivel lumbar, de cadera y de extremidades inferiores.
- Kinesiotaping (vendaje neuromuscular).
- Ejercicios que se podrán realizar en casa para una correcta prevención:
- Utilización del foam-roller.
- Una pelota de tenis para liberar tensiones a nivel de tejido blando.
- Estiramiento del músculo Tensor de la Fascia Lata (TFL).
- Estiramiento de la musculatura glútea.
- Estiramiento de la musculatura de la extremidad inferior (cuádriceps, isquiotibiales, gastrocnemios, psoas)
- Readaptación progresiva al entrenamiento: se personaliza el tratamiento a cada paciente teniendo en cuenta sus antecedentes, su rutina de entrenamiento, así como sus capacidades, por eso cada intervención será diferente. El propio paciente deberá valorar su evolución y deberá hacer un seguimiento con un profesional de la salud:
- Masaje transversal profundo (Cyriax): masaje de fricción transversa digital que provoca la movilización a una frecuencia determinada provocando efecto analgésico y efecto mecánico al ordenar las fibras de colágeno.
- LPG Endermosports: alivia el dolor muscular, mejora la circulación sanguínea local y linfática, relaja los espasmos musculares, alivia la tensión muscular y aumenta la movilidad funcional. Ayuda a expulsar toxinas atrapadas en los tejidos y elimina la inevitable acumulación de ácido láctico causada por el ejercicio.
Es importante realizar un estudio de la marcha para analizar el tipo de pisada y observar posibles desajustes anatómicos, seleccionar el tipo de calzado y tratamiento correcto, y así corregir posibles errores en la técnica de carrera. El profesional de la salud dirá tras el estudio si es necesario el uso de plantillas ortopédicas u otras opciones que nos puedan ayudar.
El tratamiento es efectivo si se detecta el problema a tiempo y debe prolongarse hasta la desaparición total de las molestias. La vuelta a la carrera debe ser gradual, el mejor comienzo es con entrenamientos de intervalos a ritmo alto y en llano, dejando para la última fase los rodajes largos y el entrenamiento por terrenos con ascensos y descensos.
Conclusiones:
Es importante pues realizar una buena anamnesis con su correspondiente exploración, para crear un tratamiento correcto y adaptado a cada individuo. Es importante su detección precoz, para así poder intervenir lo antes posible y evitar su cronificación. Así pues, es importante que el corredor acuda a un profesional de la salud si se presentan este tipo de síntomas y realice de forma correcta las pautas que su terapeuta le indique, igual que no adelante su regreso a la actividad física antes de tiempo. Como ya hemos dicho, es muy importante en este tipo de lesiones la prevención, la elección de un buen calzado, seleccionar bien el terreno donde se entrena para no castigar al cuerpo y, por último, realizar una buena pauta de entrenamientos para no llegar a sobrecargarse.