Los Monegros
El corredor portugués cruza la meta en primer lugar tras 11 horas y 15 minutos de carrera gracias a un encomiable gesto del segundo clasificado, el mallorquín Miguel Capó
El corredor portugués cruza la meta en primer lugar tras 11 horas y 15 minutos de carrera gracias a un encomiable gesto del segundo clasificado, el mallorquín Miguel Capó. Susana Simões, la esposa de Veloso, consigue la primera posición femenina 13 horas y 22 minutos después de tomar la salida y de 112 Km. de dura carrera bajo el implacable sol de los Monegros.
El nombre de Veloso pasará a la historia como el primer ganador del único ultramaratón desértico celebrado en Europa y el de Capó como la del deportista que renunció a la victoria en un gesto de agradecimiento por la ayuda recibida del portugués que fue básica para no abandonar. Compañerismo difícil de vivir en otro tipo de pruebas en las que la autosuficiencia y la ultraresistencia son palabras desconocidas.
El atleta de Porto ha registrado un tiempo de 11 horas y 15 minutos tras haber recorrido 112 km, en los que ha sufrido las extremas consecuencias de la autosuficiencia bajo un sol inamovible y temperaturas rondando los 40ºC. Hasta 150 participantes tomaron la salida el mediodía del sábado con tiempo hasta las 15 h del domingo para cruzar la meta.
Cuando lo importante no es ganar
La llegada al campamento Isostar Desert Marathon, ubicado en el término municipal de Candasnos en la comarca del Bajo Cinca (Huesca), ha sido de lo más emotiva. A las 23 horas en punto de la noche del sábado, la luz del frontal del mallorquín Miguel Capó aparecía en la oscuridad de los Monegros enfilando la meta, pero 100 metros antes de llegar ha parado en seco y se ha sentado en el suelo, decidido a esperar a su compañero y determinante apoyo en este reto, Telmo. Tras unos minutos de merecido descanso, Miguel se ha levantado para entrar junto con el portugués a la recta final de la meta, momento en el que ha cedido 11 segundos a favor de Telmo Coimbra que se ha proclamado vencedor. Un bonito gesto en agradecimiento por parte de Capó en respuesta a la ayuda prestada por Veloso en los momentos más críticos del día que le convenció de no abandonar. A su llegada, Veloso se quedaba sin palabras y con dificultad aseguraba que «ha sido muy bonito este gesto de Capó que me ha cedido la victoria y el premio al ganador que es la participación en Marathon des Sables ¡Mi sueño!». Y casi sin tiempo para recuperarse o asimilar lo vivido, anunciaba su intención de repetir en la próxima edición. Por su parte, Miguel Capó destacaba: «la dureza de Isostar Desert Marathon la pone el sol, que horas después de su puesta, aún lo sientes en la cabeza». El tercero en el podio ha sido el atleta de Valladolid Javier Lozano con 12:01:30, ha llegado 46 minutos depués de Veloso calificanco la carrera como de una «belleza absoluta a la vez que terrorífica».
Susana Simões, la clara ganadora femenina
En cuanto a la participación femenina, la ganadora ha sido Susana Simões, de Portugal, mujer del ganador masculino. Tras 13 horas y 27 minutos, Susana celebraba el fin de la aventura y aún más si cabe lo que supone tanto para ella y su pareja cumplir el sueño de participar en la próxima edición del Marathon Des Sables, el premio para los mejores tiempos de hombre y mujer de Isostar Desert Marathon. Tras saberse ganadora y fundirse en un abrazo con su marido, Susana aseguraba con una frescura que no reflejaba los 112 km en sus piernas ni su hora de llegada -casi las 2 de la madrugada-, «el Des Sables era nuestro objetivo, una aventura que tras muchos años de intentos fallidos, vamos a poder realizar». La segunda clasificada ha sido Esther Arias, una corredora de la tierra, natural de Huesca, con un tiempo de 15 horas y 38 minutos y la tercera ha sido la tarraconense Esther Valenzuela con un tiempo de 16:49:01.
La ley del desierto de los Monegros
La monotonía del recorrido de la prueba, que ha transcurrido bordeando los municipios de Candasnos, Ballobar, Ontiñena y Castejón de Monegros, en la zona próxima a Fraga, ha sido uno de los peores enemigos de los corredores a la hora de conseguir algún tipo de distracción. La variedad de tiempos de los participantes ha provocado que muchos de ellos hayan corrido más de la mitad de trayecto en solitario. Todo un reto deportivo y mental.
La palabra que más se oía entre los participantes era «calor, calor, calor» por ello divisar alguno de los ocho controles de paso instalados se ha convertido en el momento más esperado para los corredores. El llegar a ellos suponía cargar las baterías y contar de nuevo con medio litro de bebida Isostar y un litro de agua, un bien muy preciado tras decenas de kilómetros a la espalda y bajo un sol demoledor. Además de la bebida isotónica con hidratos de carbono y sodio, Isostar ha facilitado a los participantes el kit energético con geles y barritas ricos en carbohidratos además de asesoramiento médico sobre cómo y cuando utilizarlos durante la carrera.
A las 15 h del domingo, después de 27 horas del pistoletazo de salida, se ha cerrado el paso de corredores por meta con un total de 60 atletas clasificados, y el resto han abandonado la que ya es una carrera mítica.
La Starter, hermana pequeña de Isostar Desert Marathon, ha arrancado a las 9 de la mañana del domingo con 120 participantes. El leridano Juan Paredes se ha hecho con la victoria tras 3 horas y media y 45 kilómetros de recorrido. En categoría femenina, Mònica Aguilera, con un tiempo de 4 horas y 13 minutos ha logrado el triunfo y se ha colocado séptima en la clasificación general.
Mònica Aguilera y Juan Paredes gana la Starter
Tras 3 horas y 14 minutos el leridano Juan Paredes llegaba primero a la meta de la Starter. Tan sólo un segundo más tarde, lo hacía José Portillo, de Barcelona. Ambos corredores han coincidido en destacar como principal dificultad el tedioso viento en contra, característica que también ha señalado como muy molesta la ganadora de la categoría femenina, Mònica Aguilera, ganadora en 2010 de la Marathón Des Sables. Mònica, con un tiempo de 4 horas y 13 minutos, llegaba a meta colocándose séotima en la clasificación general y primera mujer. Su participación en la Starter ha sido una decisión de última hora, algunas molestias en la rodilla le han impedido correr el ultramaratón, sin embargo, ha optado por la distancia corta con tal de no perderse la primera edición de esta prueba desértica hasta ahora inédita.
La salida de la Starter ha sido a las 9 de la mañana en el mismo punto en el que ayer lo hicieran sus predecesores ultramaratonianos en la zona de carpas del Monegros Desert Festival. Los inscritos, tras intercambiar impresiones e interiorizar algunos valiosos consejos con los de la ultramaratón, se han enfrentado a 45 kilómetros en régimen de autosuficiencia, dispuestos a soportar de nuevo la dureza del sol y las altas temperaturas.
Fuente: Rocio Fernandez – Fotografía: ©Nil Bohigas
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http://www.isostardesertmarathon.com
Crónica de un abandono anunciado. Por Almasy
Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible
Cuando tomé la salida del IDM el sábado por la mañana ya sabía que llegar a meta era una quimera. Sólo quedaba por saber hasta dónde llegaría. Probablemente si no se hubiera desarrollado tan cerca de Zaragoza no habría ido, pero con la cercanía por lo menos había que probar aunque lo lógico y racional hubiera sido quedarse tranquilamente en la cama.
Nada más apoyar los pies en el suelo al levantarte supe al 100% que no era el día, pues el dolo persistía. A pesar de todo estaba motivado y animado. Es distinta la actitud con la que te tomas una carrera cuando sabes que no cumplirás el objetivo, quizás más con ganas de aprovechar el tiempo que se pueda y convertir el día en un buen entrenamiento. Llegada al campamento con Héctor y Juan sobre las 10 para recoger dorsales, chips y demás. Por fin recibimos el roadbook y conocemos la distancia definitiva (112 Kms) y los kilómetros que separan los controles de paso. Las dudas que tenía con el agua y las calorías las resuelvo finalmente saliendo sólo con un camel lleno de 1 litro dejando el otro vacío. Respecto a las 2.500 calorías, realmente sólo cargo para consumir 1.500, cubriendo las mil restantes con panes hipercalóricos y frutos secos para deshacerme de ellos a la mínima oportunidad y bajar peso en la mochila. Era la única forma de llegar a los 2,1 Kgs obligatorios, puesto que el peso del equipo obligatorio lo había reducido a la mínima expresión.
Apuramos para entrar en el control de salida a última hora. Revisión de mochila, de material y para adentro. Charla técnica antes de salir, últimos datos de la prueba y a las doce en punto se da la salida. Me coloco al final del todo, es algo que hago habitualmente en estas pruebas largas para llegar poco a poco a mi ritmo cómodo de carrera, mi ritmo Amalio, que suele andar sobre los 6’. Como era de esperar, la rodilla comienza a dar guerra desde el principio pero intento evadirme de ello. Muy pronto se estira el grupo, los corredores de desperdigan demasiado pronto para lo que suele ser habitual y me coloco alrededor del 25 enfilando hacia el CP1 que está a 13,5 Kms. A pesar de que hace calor, no es tanto como las semanas anteriores en Zaragoza, o por lo menos me lo parece a mi y lo aguanto bastante bien. El recorrido es el habitual de la zona. Pistas interminables y poco técnicas con algún paso de vez en cuando por campo abierto. Llego al CP1 en 1h15’. Paro a estirar, me tomo una Powerbar, relleno el camel y salgo a cubrir los 14k que hay hasta el CP2 ya con la decisión tomada de quedarme allí. El dolor va aumentando y acumular kilómetros sólo puede servir para romperme del todo. No llegaré de ninguna forma, y dentro de quince días está apuntado en la agenda el Maratón del Abeto. Estos kilómetros son más sufridos. Dos largas pistas kilométricas se hacen eternas. La distancia entre corredores ya es de cientos de metros entre cada uno. El sol está muy alto y castiga a los menos acostumbrados. Tras estas pistas descendemos por un cañón, unos tramos complicados de campo abierto y senda algo técnica en la que apenas se puede correr para completar los 28,7Kms hasta el CP2 en 2h55’. Aquí me quedo. Tal y como llego doy aviso de mi retirada y me tumbo a la sombra a esperar que vengan a buscarme para ir de regreso al campamento.
Contra lo que pueda parecer, no estoy ni desanimado ni descontento. He aguantado casi 30k con bastante dolor, y seguir más hubiera sido un suicidio deportivo. De las tres pruebas del mes de julio superé con nota Belchite y aquí ha llegado el suspenso. Dentro de quince días, estaremos en Benasque para el Maratón del Aneto.
El nombre de Veloso pasará a la historia como el primer ganador del único ultramaratón desértico celebrado en Europa y el de Capó como la del deportista que renunció a la victoria en un gesto de agradecimiento por la ayuda recibida del portugués que fue básica para no abandonar. Compañerismo difícil de vivir en otro tipo de pruebas en las que la autosuficiencia y la ultraresistencia son palabras desconocidas.
El atleta de Porto ha registrado un tiempo de 11 horas y 15 minutos tras haber recorrido 112 km, en los que ha sufrido las extremas consecuencias de la autosuficiencia bajo un sol inamovible y temperaturas rondando los 40ºC. Hasta 150 participantes tomaron la salida el mediodía del sábado con tiempo hasta las 15 h del domingo para cruzar la meta.
Cuando lo importante no es ganar
La llegada al campamento Isostar Desert Marathon, ubicado en el término municipal de Candasnos en la comarca del Bajo Cinca (Huesca), ha sido de lo más emotiva. A las 23 horas en punto de la noche del sábado, la luz del frontal del mallorquín Miguel Capó aparecía en la oscuridad de los Monegros enfilando la meta, pero 100 metros antes de llegar ha parado en seco y se ha sentado en el suelo, decidido a esperar a su compañero y determinante apoyo en este reto, Telmo. Tras unos minutos de merecido descanso, Miguel se ha levantado para entrar junto con el portugués a la recta final de la meta, momento en el que ha cedido 11 segundos a favor de Telmo Coimbra que se ha proclamado vencedor. Un bonito gesto en agradecimiento por parte de Capó en respuesta a la ayuda prestada por Veloso en los momentos más críticos del día que le convenció de no abandonar. A su llegada, Veloso se quedaba sin palabras y con dificultad aseguraba que «ha sido muy bonito este gesto de Capó que me ha cedido la victoria y el premio al ganador que es la participación en Marathon des Sables ¡Mi sueño!». Y casi sin tiempo para recuperarse o asimilar lo vivido, anunciaba su intención de repetir en la próxima edición. Por su parte, Miguel Capó destacaba: «la dureza de Isostar Desert Marathon la pone el sol, que horas después de su puesta, aún lo sientes en la cabeza». El tercero en el podio ha sido el atleta de Valladolid Javier Lozano con 12:01:30, ha llegado 46 minutos depués de Veloso calificanco la carrera como de una «belleza absoluta a la vez que terrorífica».
Susana Simões, la clara ganadora femenina
En cuanto a la participación femenina, la ganadora ha sido Susana Simões, de Portugal, mujer del ganador masculino. Tras 13 horas y 27 minutos, Susana celebraba el fin de la aventura y aún más si cabe lo que supone tanto para ella y su pareja cumplir el sueño de participar en la próxima edición del Marathon Des Sables, el premio para los mejores tiempos de hombre y mujer de Isostar Desert Marathon. Tras saberse ganadora y fundirse en un abrazo con su marido, Susana aseguraba con una frescura que no reflejaba los 112 km en sus piernas ni su hora de llegada -casi las 2 de la madrugada-, «el Des Sables era nuestro objetivo, una aventura que tras muchos años de intentos fallidos, vamos a poder realizar». La segunda clasificada ha sido Esther Arias, una corredora de la tierra, natural de Huesca, con un tiempo de 15 horas y 38 minutos y la tercera ha sido la tarraconense Esther Valenzuela con un tiempo de 16:49:01.
La ley del desierto de los Monegros
La monotonía del recorrido de la prueba, que ha transcurrido bordeando los municipios de Candasnos, Ballobar, Ontiñena y Castejón de Monegros, en la zona próxima a Fraga, ha sido uno de los peores enemigos de los corredores a la hora de conseguir algún tipo de distracción. La variedad de tiempos de los participantes ha provocado que muchos de ellos hayan corrido más de la mitad de trayecto en solitario. Todo un reto deportivo y mental.
La palabra que más se oía entre los participantes era «calor, calor, calor» por ello divisar alguno de los ocho controles de paso instalados se ha convertido en el momento más esperado para los corredores. El llegar a ellos suponía cargar las baterías y contar de nuevo con medio litro de bebida Isostar y un litro de agua, un bien muy preciado tras decenas de kilómetros a la espalda y bajo un sol demoledor. Además de la bebida isotónica con hidratos de carbono y sodio, Isostar ha facilitado a los participantes el kit energético con geles y barritas ricos en carbohidratos además de asesoramiento médico sobre cómo y cuando utilizarlos durante la carrera.
A las 15 h del domingo, después de 27 horas del pistoletazo de salida, se ha cerrado el paso de corredores por meta con un total de 60 atletas clasificados, y el resto han abandonado la que ya es una carrera mítica.
La Starter, hermana pequeña de Isostar Desert Marathon, ha arrancado a las 9 de la mañana del domingo con 120 participantes. El leridano Juan Paredes se ha hecho con la victoria tras 3 horas y media y 45 kilómetros de recorrido. En categoría femenina, Mònica Aguilera, con un tiempo de 4 horas y 13 minutos ha logrado el triunfo y se ha colocado séptima en la clasificación general.
Mònica Aguilera y Juan Paredes gana la Starter
Tras 3 horas y 14 minutos el leridano Juan Paredes llegaba primero a la meta de la Starter. Tan sólo un segundo más tarde, lo hacía José Portillo, de Barcelona. Ambos corredores han coincidido en destacar como principal dificultad el tedioso viento en contra, característica que también ha señalado como muy molesta la ganadora de la categoría femenina, Mònica Aguilera, ganadora en 2010 de la Marathón Des Sables. Mònica, con un tiempo de 4 horas y 13 minutos, llegaba a meta colocándose séotima en la clasificación general y primera mujer. Su participación en la Starter ha sido una decisión de última hora, algunas molestias en la rodilla le han impedido correr el ultramaratón, sin embargo, ha optado por la distancia corta con tal de no perderse la primera edición de esta prueba desértica hasta ahora inédita.
La salida de la Starter ha sido a las 9 de la mañana en el mismo punto en el que ayer lo hicieran sus predecesores ultramaratonianos en la zona de carpas del Monegros Desert Festival. Los inscritos, tras intercambiar impresiones e interiorizar algunos valiosos consejos con los de la ultramaratón, se han enfrentado a 45 kilómetros en régimen de autosuficiencia, dispuestos a soportar de nuevo la dureza del sol y las altas temperaturas.
Fuente: Rocio Fernandez – Fotografía: ©Nil Bohigas
INFORMACIÓN RELACIONADA
http://www.isostardesertmarathon.com
Crónica de un abandono anunciado. Por Almasy
Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible
Cuando tomé la salida del IDM el sábado por la mañana ya sabía que llegar a meta era una quimera. Sólo quedaba por saber hasta dónde llegaría. Probablemente si no se hubiera desarrollado tan cerca de Zaragoza no habría ido, pero con la cercanía por lo menos había que probar aunque lo lógico y racional hubiera sido quedarse tranquilamente en la cama.
Nada más apoyar los pies en el suelo al levantarte supe al 100% que no era el día, pues el dolo persistía. A pesar de todo estaba motivado y animado. Es distinta la actitud con la que te tomas una carrera cuando sabes que no cumplirás el objetivo, quizás más con ganas de aprovechar el tiempo que se pueda y convertir el día en un buen entrenamiento. Llegada al campamento con Héctor y Juan sobre las 10 para recoger dorsales, chips y demás. Por fin recibimos el roadbook y conocemos la distancia definitiva (112 Kms) y los kilómetros que separan los controles de paso. Las dudas que tenía con el agua y las calorías las resuelvo finalmente saliendo sólo con un camel lleno de 1 litro dejando el otro vacío. Respecto a las 2.500 calorías, realmente sólo cargo para consumir 1.500, cubriendo las mil restantes con panes hipercalóricos y frutos secos para deshacerme de ellos a la mínima oportunidad y bajar peso en la mochila. Era la única forma de llegar a los 2,1 Kgs obligatorios, puesto que el peso del equipo obligatorio lo había reducido a la mínima expresión.
Apuramos para entrar en el control de salida a última hora. Revisión de mochila, de material y para adentro. Charla técnica antes de salir, últimos datos de la prueba y a las doce en punto se da la salida. Me coloco al final del todo, es algo que hago habitualmente en estas pruebas largas para llegar poco a poco a mi ritmo cómodo de carrera, mi ritmo Amalio, que suele andar sobre los 6’. Como era de esperar, la rodilla comienza a dar guerra desde el principio pero intento evadirme de ello. Muy pronto se estira el grupo, los corredores de desperdigan demasiado pronto para lo que suele ser habitual y me coloco alrededor del 25 enfilando hacia el CP1 que está a 13,5 Kms. A pesar de que hace calor, no es tanto como las semanas anteriores en Zaragoza, o por lo menos me lo parece a mi y lo aguanto bastante bien. El recorrido es el habitual de la zona. Pistas interminables y poco técnicas con algún paso de vez en cuando por campo abierto. Llego al CP1 en 1h15’. Paro a estirar, me tomo una Powerbar, relleno el camel y salgo a cubrir los 14k que hay hasta el CP2 ya con la decisión tomada de quedarme allí. El dolor va aumentando y acumular kilómetros sólo puede servir para romperme del todo. No llegaré de ninguna forma, y dentro de quince días está apuntado en la agenda el Maratón del Abeto. Estos kilómetros son más sufridos. Dos largas pistas kilométricas se hacen eternas. La distancia entre corredores ya es de cientos de metros entre cada uno. El sol está muy alto y castiga a los menos acostumbrados. Tras estas pistas descendemos por un cañón, unos tramos complicados de campo abierto y senda algo técnica en la que apenas se puede correr para completar los 28,7Kms hasta el CP2 en 2h55’. Aquí me quedo. Tal y como llego doy aviso de mi retirada y me tumbo a la sombra a esperar que vengan a buscarme para ir de regreso al campamento.
Contra lo que pueda parecer, no estoy ni desanimado ni descontento. He aguantado casi 30k con bastante dolor, y seguir más hubiera sido un suicidio deportivo. De las tres pruebas del mes de julio superé con nota Belchite y aquí ha llegado el suspenso. Dentro de quince días, estaremos en Benasque para el Maratón del Aneto.