Tras un verano dramático, en el que el territorio y sus habitantes han sufrido lo indecible, la Ribeira Sacra ha vuelto a ofrecer la esencia de lo que es correr por montaña; el trail concebido por y para el aficionado que entiende un evento de trail como una fiesta colectiva.

NO SÓLO DE TRAIL VIVE EL CORREDOR
Tras unos meses muy secos, el recorrido del Trail Ribeira Sacra no pudo ofrecer la exuberancia de la pasada edición, en la que el agua corría por todas partes. Esta vez, todo estuvo más cerca de la edición 2023 en la que el calor y un clima seco dieron otra visión de la Ribeira.

Pero no nos llevemos a engaño, aún en un año seco, los bosques de la Ribeira Sacra jugarían en otra división de una imaginaria ”liga de los bosques”. A pesar del calor en algunos puntos expuestos del recorrido, las secciones más protegidas por la vegetación ofrecieron un ambiente agradable para correr, en un trazado en el que correr, lo que se dice correr, no siempre es posible: ascensos técnicos (las manos funcionan a menudo) y descensos complejos (los culos también tienen a menudo su función) mantienen distraído al corredor durante todo un recorrido que es duro a pesar de las apariencias: es lo que popularmente se denomina un “rompepiernas” de manual.

Esta vez, los que llegaron a meta no lo hicieron embadurnados de barro, si no cubiertos de una fina pátina mezcla de polvo y sudor que, en algunos casos, les confería el aspecto de acabar de salir de un pozo minero. Cosas del aire libre en la Ribeira Sacra.

Con una inscripción de récord (500 corredores) y a las puertas de una próxima décima edición, la entusiasta organización del Trail Ribeira Sacra lo dio todo para que los concurrentes disfrutaran de un gran domingo, desde las ocho de la mañana (aún oscuro por esos lares) hasta las siete de la tarde en que se cerró la meta con la llegada, por los pelos, del último corredor y el equipo de escobas. Por delante de todos, la pareja canaria formada por Alejandro Mayor y Yasmina Castro pusieron los puntos sobre las íes con un tiempo de récord (5h08:03) en el caso de Alejandro y una tercera victoria consecutiva para Yasmina (6h25:05) quien comentaba que las condiciones secas de este año le habían puesto difícil la posibilidad de plantearse mejorar su marca.

La edición probablemente más internacional hasta ahora de la Ribeira Sacra, vio a representantes, por ejemplo, de Corea – una pareja – y de Dinamarca: un club de trail running que, a falta de nada que tenga desnivel en su país, se dedican a recorrer Europa buscando carreras que les llamen la atención. Aquí no se equivocaron.

Y al acabar ¡banquete! Pulpo, empanadas, potaje, jamón recién cortado, quesos, embutidos, fruta, cerveza, refrescos… Todo productos locales (kilómetro cero lo llaman) para exhibir la riqueza gastronómica de una zona que tiene a bien tratar al visitante a cuerpo de rey. Naturalmente, en ese súper avituallamiento de meta, no falta la música en directo. Todo bajo una enorme carpa junto a la llegada, para poder celebrar una gran jornada de trail.
El Trail Ribeira Sacra ofrece un territorio que, más seco o más húmedo, no decepciona a los que se acercan a descubrirlo, tanto por la belleza y dureza del recorrido, como por la recepción que ofrecen la organización y la gente del lugar.
¡Pero ojo! Ese súper avituallamiento de meta (lo que viene siendo un banquete) ¡Hay que ganárselo!
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