13-05-2025

TRAIL VIELHA MOLIÈRES 3010: ¿TE GUSTA LA MONTAÑA?

¿Te gusta la montaña? ¿La de verdad? ¿Te atrae la idea de subir a un “tresmil” en una carrera? ¿Te motiva la idea de afrontar una milla positiva en un solo ascenso a media carrera? En definitiva ¿Quieres descubrir la esencia de correr en alta montaña? El Trail Vielha Molières 3010 es, sin duda, “La Carrera”.

MONTAÑA (Y PUNTO)

El trail ofrece muchas posibilidades y terrenos. Largo, corto, técnico, corredor… Pero la esencia, no lo olvidemos, se basa en correr por montaña ¿Correr? Tal vez más que correr la definición global más correcta sería ir rápido por la montaña, lo que, obviamente implica correr siempre que se pueda pero básicamente implica moverse rápido. Al inicio, subir y bajar rápido de una cima sentó la base de lo que después sería el trail running. Posteriormente, se fueron añadiendo kilómetros porque con una sola cima, la que fuera, la actividad quedaba corta y, además, la posibilidad de correr iba ganando interés.

Ya en los primeros años de este milenio, uno de los tresmiles emblemáticos de la Val d’Aran vió como unos centenares de seres humanos, con zapatillas y camisetas, subían y bajaban desde Vielha en tiempos impensables para el senderista, el montañero o el esquiador, hasta entonces los únicos visitantes de esos lares. Una carrera – la X-Treme Marathon Alpine Running (popularmente Marató del Molières) – dejó latente, de la mano de los hermanos Bohigas (Néstor y Nil),  la semilla de lo que una década y media después, corregido, aumentado y a cargo de entusiastas araneses, es el Trail Vielha Molières 3010. De esa esencia se conserva sólo la cima del Molières. El itinerario ha sido rediseñado y se le han añadido kilómetros en un recorrido que podríamos definir como perfecto desde el punto de vista de la lógica. Una prueba de maratón que cunde como un ultra, sin apenas asfalto (más allá de la salida y la entrada a Vielha) y mucha montaña por delante. De la de verdad. Nada de “campo”.

Algún que otro nevero contribuyó al ambiente alpino de la carrera.

El terreno perfecto para quien quiera disfrutar de rincones aún salvajes del Pirineo, con roca para aburrir y el premio de poder apuntar en el historial una cima de 3.010 metros de altitud. Y no una cima cualquiera: el Molières representa un reto respetable en cualquier estación del año: lo que en invierno es una actividad seria con esquís (desnivel, distancia, pendientes fuertes que obligan a una especial atención a las condiciones de nieve…) en verano no es tampoco una de esas cimas fáciles a la que las vacas no ascienden por pereza. El Molières ofrece básicamente paisaje mineral, con zonas tan agradables como espectaculares, como los últimos centenares de metros de desnivel en los que se evoluciona por las losas graníticas de lo que antaño fue la base de un glaciar pirenaico, en un tramo casi mágico que difícilmente encontraréis en otra carrera. Pero también con zonas técnicas que, sin superar las habilidades que se le deberían suponer a un corredor experimentado, le dan al recorrido esa aura de “gama alta” por lo que hace a las carreras por montaña. Tramos técnicos con una sección estrella al inicio del descenso de la cima del Molières, convenientemente monitorizada por voluntarios apostados en la sección clave para asistir a los menos avezados.

En la cima del Molières (3.010mts) la vida del voluntario está lejos de ser confortable.

Una carrera que, afortunadamente, hasta ahora ha estado tocada por la varita mágica de la suerte por lo que respecta a la meteorología: no hay opción a las condiciones adversas. No hay posibilidad de variantes ni escapatorias más allá de la media vuelta. En ediciones anteriores, el calor en alguna sección del recorrido (boca sur del túnel de Vielha y primera parte de ascenso al Port de Vielha) puso en jaque las capacidades de los participantes. Esta vez, el frío habitual en la cima del Molières (no olvidemos que es un “tresmil”) se vio acentuado por un fuerte y frío viento que no puso las cosas fáciles a los voluntarios que durmieron y pasaron la mañana allí para asistir a los corredores (algún día habrá que hablar del mérito de los voluntarios en general y de los que están en lugares expuestos en particular). Un día nublado y ventoso que, por otro lado, ofreció en general unas condiciones relativamente cómodas en esta edición, para poder correr todo lo que las piernas de cada uno permitieron y todo lo rápido que los primeros clasificados pudieron: los cuatro en cabeza entraron en meta por debajo del tiempo récord (6h00:49) que Martí Lázaro ostentaba desde 2021. Así, el primero de los cuatro, Daniel Izquierdo (5h43:00) se llevó los 2.000€ acumulados destinados al primer clasificado que batiera el récord. Un tiempo, las 6h, por debajo del que también entraron el mencionado Martí Lázaro (5h45:14), un joven y prometedor (21 años) Jan Ballbé (5h50:09) y Pol Rodríguez (5h53:12).

Daniel Izquierdo (5h43:00) muy cerca de la cima del Molières, antes de marcar las diferencias en un descenso meteórico.

Tras la edición de 2023, la organización decidió que los 1.000€ de premio para el primer clasificado en tiempo de récord, se acumularían en las ediciones en las que no se batiera. El contador vuelve a estar en 1.000€ para la próxima edición, y se irá incrementando a medida que se acumulen las ediciones sin récord.

En mujeres Yuanyuan Wu (7h27:42) entró en meta en primera posición seguida de Maud Combarieu (7h32:55) y Jingyang Tang (7h40:41), en una prueba de maratón que, saliendo a las 6:30 de la mañana de Vielha da margen hasta las 21:30 (15 horas) para acabar. No es generosidad, es que los 4.200D+ (a metro por kilómetro más o menos) y las características del terreno lo exigen.

Tras el Port de Vielha, el largo descenso a meta.

En definitiva, el Trail Vielha Molières 3010 es una de las carreras más montañeras del calendario, que estaría en una posición muy alta en una hipotética clasificación de las más bonitas y espectaculares en nuestra opinión. y que cualquier amante de correr por la montaña debería tener en su historial.

Montaña (y punto).

CLASIFICACIONES

GALERÍA FOTOGRÁFICA

Texto y fotografías: Quim Farrero

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