No nos cansaremos de predicarlo: lo bueno del universo del trail es la variedad, lo diverso de ese ecosistema socio deportivo que conforman las carreras – eventos – que pueblan el calendario. Más allá de los respetables macro eventos, que cumplen con su función, hay pequeñas joyas que hacen del trail algo entrañable.

SIN NOVEDAD EN EL FRENTE
Y Trepitja Garrotxa es, sin lugar a dudas, un ejemplo de lo que decimos.
Y es que los ingredientes de base están ahí. En primer lugar un territorio poco conocido, agreste, duro, aislado, con mucho por descubrir y con unas vistas extraordinarias sobre el territorio catalán, tanto del Pirineo hacia el norte como de las llanuras centrales y las lejanas cadenas costeras hacia el sur. Recorridos que, de zonas aéreas con nombres tan sugerentes como el “Cim de Bruixes” (Cima de Brujas) nos llevarán a profundos valles a través de fantásticos hayedos (la comarca, La Garrotxa, es popular por sus hayedos) en un terreno de antiguos volcanes que, sin ser muy grandes, son muchos. El llano apenas existe.

A esa base del caldo, le añadimos un grupo de gente entusiasta y desenfadada, vinculada en su mayoría el Centre Excursionista de Olot, la capital de la comarca situada a unos 20 minutos por una sinuosa carretera del corazón del evento, el pequeño pueblo de Oix, origen y destino de cada una de las cuatro carreras (58K, 41K, 23K y 9K) que se celebran habitualmente el último fin de semana de octubre, ya entrado el otoño que es cuando más lucen los bosques de la comarca.

Y esta vez, después de una décima edición amenizada por un tiempo un poco complicado al inicio y mucho barro, la undécima ha sido una auténtica balsa de aceite: a pesar de las previsiones iniciales, un tiempo clemente acompañó las carreras más largas, sin incidentes de ningún tipo, más allá de cuatro gotas antes de la salida de las carreras de domingo. Ni una torcedura de tobillo en un fin de semana que daría lugar a acabar un informe con el clásico “sin novedad en el frente”, en el que pocos salieron y no llegaron (aunque fuera tarde) y en el que el engranaje cultivado a lo largo de estas ediciones funcionó a la perfección, en una edición en la que los recorridos revisados y modificados – a causa de la falta de colaboración de un par de propietarios – permitió a los que suelen acudir a disfrutar del entorno de la Alta Garrotxa de un par de secciones nuevas, duras e interesantes, con una prueba “ultra” que a lo largo de las ediciones ha ido racionalizando sus distancias de los 102K iniciales a la maratón y media actual (59K) y una maratón que estrenó una nueva sección final pasando por el desfiladero de Sadernes (del mismo modo que lo hizo el domingo la media maratón).

Desde un ángulo deportivo, en una carrera que como viene siendo habitual forma parte de la Copa Catalana de Curses per Muntanya, Albert García dominó la prueba larga entrando en meta en 6h33:36, media hora por delante de su perseguidor Joan Escofet. En mujeres, Ragna Debats dominó una carrera en la que no tuvo rival, acabando en 7h51:53, casi una hora por delante de su seguidora Carolina Rius. En la maratón, algo más reñida, Xevi Guix se impuso con 4h36:42 perseguido por Jorge García que entró en meta seis minutos por detrás, mientras que en mujeres Judit Pascual (5h55:44) se impuso con media hora de ventaja a Xènia Castellà.
El domingo, los más rápidos disfrutaron de una media maratón sin lluvia (a pesar de la llovizna previa a la salida) que Lluc torné se llevó en 2h03:53 poco más de tres minutos por delante de su perseguidor Oriol Marín.

Y finalmente, en la prueba de 9K, en la que los más jóvenes lo dan todo y los más tranquilos pasan una agradable mañana, Lluc Amor (0h38:06) entró 38 segundos por delante de Jofre Cedó, perseguido este a 10 segundos por Guiu Toledo en una carera en la que la velocidad de los más jóvenes augura un futuro prometedor.
En definitiva, una edición más de una carrera que por muchas razones, pero básicamente por territorio y organización, merece ser tenida en cuenta.
Revista Trail Revista Trail