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Pre Pirineo lo llaman. Y ese “pre” ofrece la engañosa percepción de “ser menos”. Menos alto, menos duro, menos… Y sólo se acierta, por razones obvias, con lo que respecta a la altura; del resto, nada que envidiar al territorio de la alta montaña.
LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO
Y es que lo que la Sierra de Guara ofrece no es habitual por nuestros lares: es, a buen seguro, es una de las pruebas de ultra distancia que menos poblaciones toca de la península (¿De Europa?). En ochenta kilómetros sólo el paso por Rodellar (kms.39 y 52) ofrece la presencia de un núcleo habitado, a parte, obviamente del inicio y final en la fantástica población de Alquézar.
Avituallamientos con accesos interminables por pistas más o menos transitables, pero siempre lejos de cualquier presencia humana, facilitan esa percepción, que se tiene en muchos sectores de las carreras de Guara, de estar aislado, lejos de todo, negociando el viaje con una naturaleza agreste, seca, dura, capaz de ofrecer temperaturas muy bajas y condiciones verdaderamente difíciles en ocasiones. Guara no es fácil ni para los acompañantes.
Y aunque en esta edición las condiciones climáticas fueron – en general – benévolas, lo que es innegociable en Guara es la dureza del terreno, ese universo de caliza es una dura prueba para piernas y, sobre todo, pies y tobillos. No hay momento de relax, el manto pedregoso somontano no permite un momento de pérdida de concentración para ver dónde pisamos: el error se puede pagar caro, sobre todo estando como se está en muchos puntos del recorrido, lejos de todo.
Ahí hay que añadir la vertiente logística sobre todo vinculada a la hidratación: en una prueba con hasta trece kilómetros entre avituallamientos sin posibilidad de recargar agua, ese ahorrillo de medio litro para no ir cargado se puede convertir en un error enorme y se puede pagar muy caro.
Con recorridos revisados, el Ultra Trail Guara Somontano ha pasado por su décimo sexta edición con comodidad y un récord de asistencia (1.400 corredores) disfrutando de un nuevo recorrido más racional para la ultra: de los anteriores 102K se ha pasado esta vez a 82K con sectores nuevos de una belleza espectacular (tramo Los Castillones / Collado de Balced / Mesón de Sevil entre otros) que incluyen el famoso “muro” que anteriormente era territorio exclusivo de la Vuelta a Sevil (48K).
Desde un punto estrictamente deportivo, las victorias del fin de semana fueron para Aitor Tomás (8h53:00) – que también corrió el domingo el Trail Alquézar Rosado de 17K – y Ane Bidalun (11h27:21) los dos con una impresionante autoridad sobre sus inmediatos seguidores: Jon Ander Azpiazu (9h59:14) y Lore Orleac (13h14:37) respectivamente.
Los 48K de la vuelta a Sevil, Iván Calvo (4h28:06) y Carolina Rius (5h59:22) se impusieron sobre Xavi Casanovas (4h44:54) Y Karina Gómez (6h11:51).
En las pruebas más cortas, (Trail del Río Vero 30K y Trail Alquézar Rosado 17K) se impuso (en las dos) Álvaro Osanz (K30 2h22:41 y K17 1h24:27) por delante de David López Castán (K30 2h37:20) y Olmo Allue (K17 1h26:45) respectivamente, en una de las carreras con más presencia femenina del calendario (49%).
En mujeres los 30K Claudine Socie, que venía de participar en el mundial, se impuso con 2h44:37 por delante de Jeanne Bertier (3h06:46).
Finalmente, el domingo se dio por terminada la fiesta con la celebración del Trail Alquézar Rosado (17K) que, como ya hemos mencionado vio de nuevo a Álvaro Osanz en el primer cajón seguido por Olmo Allué (1h26:45). En mujeres, Claudia Corral se plantó en meta en 1h32:53 haciéndose con la quinta posición de la general por delante de Ruth Aldea (1h50:24).
Tiempo agradable, recorrido duro y salvaje, organización entregada (y fiestera como pocas en meta) y distancias largas “racionalizadas” dan como resultado un millar y medio de corredores contentos.
Texto y fotografía: Quim Farrero