Previo a una próxima crónica en Revista TRAIL, Pablo Criado nos comenta sus impresiones sobre la Montane Yukon Arctic Ultra, de la que acaba de regresar justo a tiempo para tomar la salida en la Transgrancanaria 360.
¿Por qué Yukon?
Me interesó el circuito de las “Five Legends” en el que la Yukon Arctic Ultra estaba incluida, aunque finalmente el circuito no se ha llevado a cabo. De todos modos, es una carrera a la que le había echado el ojo hace tiempo; existe desde 2003 y ya han participado unos cuantos españoles. Sentía también curiosidad por el tema del frío, el invierno, etc. Y ahora que me patrocina Montane , que es también patrocinador de la carrera, pues todo se ha puesto a tiro.
¿Qué ha pasado con las “Five Legends”?
Es un circuito que incluía el Tor des Géants, Spin Race, Yukon Arctic Ultra, Transpyrenea y Transomania que finalmente no se celebró, al igual que la Transpyrenea, que tuvo problemas de permisos. Con todo esto, Yukon se salió del circuito y éste quedó anulado. Pero aún sin circuito, obviamente me seguía interesando la carrera.
¿Qué opción has elegido de la Yukon Arctic Ultra y por qué?
Por prudencia, preferí optar a la de 100 millas en lugar de la de 430. Aprender e intentar disfrutar para, probablemente, afrontar la de 430 más adelante. A toro pasado, me ha quedado la espinita. Es un planteamiento diferente a las carreras a las que estamos acostumbrados, el concepto aventura tiene más peso.
¿Tenías experiencia en este terreno?
Lo más parecido que había hecho es el maratón del lago Baikal en Siberia, donde el frío fue muy severo, pero fueron muchas menos horas. Y en los Alpes una carrera, La Grande Corsa Bianca, que fue más larga y en la que pasamos también mucho frío, aunque es otro tipo de terreno: en Alpes la pulka no tiene cabida.
¿Cómo se prepara esto?
A nivel físico, entrené mucho arrastrando una rueda por la playa simulando la pulka y también he trabajado mucho el llano, aunque la Yukon no es tan plana como me esperaba, es más “sube y baja” de lo que esperaba, más allá de la zona de los lagos estás constantemente subiendo y bajando. No mucho, pero constantemente. Y me consta que en la de 430 millas hay un par de desniveles potentes hacia el final.
A nivel logístico, a parte de comentar la jugada con gente que ya había estado, me vino muy bien el curso de preparación previo a la carrera. Lo haces con gente de la zona que tiene experiencia en la carrera y aprendes a gestionar tanto el trineo (distribución de pesos por ejemplo) como el frío. Una suma de pequeños detalles que te hacen la vida más fácil en la carrera. Si ahora repitiera, iría más ligero de lo que fui. En el curso te preparan básicamente para la carrera larga. He sido muy conservador porque me daba mucho miedo el frío.
¿El mejor recuerdo que te llevas?
Los amaneceres y los atardeceres. Pasas mucha carrera de noche y se hace monótona, pero los inicios y finales del día.
¿Y el más duro?
Constatar que me creía más fuerte de los que en realidad soy: el frío es una prueba muy dura que consume muchísimo. En un ultra normal empiezo a tener problemas serios de cansancio a las cuarenta horas, aquí a poco más de veinte horas empezaron los problemas con algún momento muy duro, con problemas incluso para mantenerme despierto, a pesar de haber comido y bebido bastante más de lo normal. Además, los problemas logísticos que representa abandonar, teniendo que pararse, montar un vivac y esperar que te vengan a buscar, son una presión añadida importante. Ahí te sientes especialmente solo, más que en una carrera “normal”. Aunque eso la hace también más auténtica. El balance final de todos modos es muy positivo, y probablemente repetiré pero en la distancia más larga. Ahora está todo en reposo.